El Idioma de Mis Sueños: Un Retorno a Mis Raíces
Entre el español y el inglés, he vivido una dualidad que ha moldeado quién soy. A pesar de pasar gran parte de mi vida en EE. UU., mis raíces mexicanas siguen siendo esenciales. Ahora, busco reconectar con mi patrimonio a través de la escritura, abrazando ambos idiomas como parte de mi identidad.
No suelo escribir mucho en español. Podría decir que es porque he vivido la mayor parte de mi vida en los Estados Unidos, en lugar de mi tierra natal, Guadalajara, México. Escribir nunca fue una actividad a la que le prestara mucha atención, pero ver revistas y leer libros sí lo fue, y lo sigue siendo. Alguien dijo que el trabajo del escritor es leer, lo que significa que he estado haciendo el trabajo de escritor, aun cuando no escribía todavía.
El lenguaje es algo fascinante, y me encanta ver cómo diferentes culturas lo utilizan y lo moldean a su gusto. Por ejemplo, el español es uno solo, pero existen muchísimas variaciones. Basta con observar cómo lo hablamos en distintas partes de México, Latinoamérica y España, por ejemplo. Y aunque entiendes el español de todos estos lugares si ya lo hablas, la verdad es que no entenderás todas las palabras o modismos. Cada quien tiene sus reglas y expresiones que no solo son nacionales, sino también muy apegadas a pequeñas localidades.
Entonces, ¿por qué escribo más en inglés que en español? Pues, en mi opinión, es porque he vivido la mayor parte de mi vida adulta en los Estados Unidos, y es aquí donde aprendí a escribir más, y donde tomé el gusto de hacerlo regularmente. Nací y viví mi niñez y adolescencia en México, pero a los 22 años emigré a los Estados Unidos y he vivido aquí desde entonces. Todas mis experiencias como adulto joven, de matrimonio, de ser padre y profesional, han sido en este país. Y aunque aquí existen muchas culturas, nacionalidades e idiomas, el inglés sigue siendo el lenguaje que, aunque no es oficial, es el idioma primario.
Ser bilingüe me ha ayudado mucho en mi vida, no tanto en lo profesional, pero definitivamente en mi vida personal y en mi capacidad de entender varias culturas. Considero que, aunque tengo un acento pronunciado —algo que no he intentado cambiar porque lo considero motivo de orgullo—, tanto el inglés como el español son mis lenguajes. No los clasifico como primario o secundario, no; los dos son mis lenguajes y punto. Pero es verdad que existen muchas motivaciones y presiones externas que me llevan a usar más el inglés, al menos cuando estoy aquí. La mayoría de los libros y revistas que leo están en inglés; la mayoría de la música, la radio y los podcasts que escucho son en inglés; y la mayoría de mis días los paso escuchando y hablando en inglés.
Conforme pasa el tiempo, mi búsqueda interna de saber quién soy y qué debo hacer disminuye, y tengo que decir que esto se debe a la simple razón de que me conozco más y me siento más a gusto con la versión de mí que soy ahora. Ya no busco tanto el porqué y el quién de mi humanidad; ahora trato de ser más honesto y fiel a quien sé que soy. Cuando estaba en mis veintes, no sabía qué sería o sinceramente no tenía claro lo que quería ser.
Es cierto que con el paso del tiempo y con las experiencias, la imagen de quién eres y quién quieres ser se va alineando más, como cuando enfocas una lente y antes de hacerlo ves dos imágenes borrosas que no están perfectamente alineadas. Así me sentía en la década de mis veintes. Ahora, el presente y el futuro están enfocados. Sé quién soy y quién quiero ser, y es una tranquilidad y felicidad tremendas tener este sentimiento.
Las nacionalidades, los países, los idiomas son cosas que nos hemos inventado los humanos. La verdad es que no presto mucha atención a eso. Pero lo que sí es verdad son las tradiciones, las culturas y los sentimientos hacia las cosas que son familiares, hacia los lugares, las cosas y la gente con la que creciste. A esto le llamo yo tu cultura, tu patrimonio. Esto incluye la arquitectura, la comida, la forma de vestir, la forma de hablar y algunas tradiciones, los aromas. Me encanta cómo Natalia Lafourcade lo describe en su canción Hasta la raíz.
Aquí estoy, a mis cincuenta años de edad. Ya no busco quién soy y qué quiero ser, y es por eso que este momento marca una pauta en la que empiezo a dedicar más tiempo y atención a mis raíces, a mi cultura, a mi patrimonio. Existen muchos matices en la vida y en las experiencias, y solo quiero decir que llegar a esta claridad mental y emocional es algo muy especial. Es por eso que este ensayo está en español y no en inglés. Podría traducirlo al inglés o a cualquier otro idioma, pero ese no es el punto. Lo que importa es que lo soñé, lo pensé y lo escribí en español, en el idioma que aprendí desde niño gracias a mi familia.
Últimamente, me he dado cuenta de que ya no pensaba o soñaba en español, y eso me dio miedo y un poco de coraje. Una cosa es no hablar o escribir en tu lengua natal, pero en el momento en que ya piensas en otro idioma, para mí, es una señal de que estás olvidando lo que eres, tus raíces, tu patrimonio.
El inglés y el español son mis idiomas; con ellos he crecido y vivido toda mi vida. No se trata de cómo los hablas o cómo los utilizas, sino de la importancia de estos lenguajes en tu vida, y estos dos son muy importantes en la mía. El inglés es el idioma principal con el que me comunico en mi vida diaria, con mis hijos, y aunque también uso el llamado spanglish, creo que estamos de acuerdo en que no es el español con el que crecí.
La cultura y el patrimonio de mi familia y de mi país natal, México, son muy bonitos, y no quiero olvidarlos nunca. Estoy muy orgulloso de esto, y es parte de por qué nunca me ha interesado perfeccionar mi pronunciación del inglés, pero tampoco le he dado la importancia suficiente a mis raíces en mis actividades creativas como escribir y la fotografía. La creación es algo que nos diferencia a nosotros los humanos de otros animales. Todos somos artistas y tenemos la capacidad de crear y transmitir nuestras emociones a través del arte a otros humanos. El arte y la creatividad no están limitados, en mi opinión, a actividades como la pintura o la música; también incluyen todo lo que requiere de la imaginación y la creación de algo.
Hay que evitar juzgarnos a nosotros mismos por ser quienes somos o por querer hacer algo que otros nos dicen que no podemos ser. No escuches, no pierdas tu tiempo. La confianza en ti mismo, mucho trabajo y dedicación es lo único que se necesita para ser quien quieres ser. Deja de inventarte barreras y excusas. Si tú no crees en ti, ¿entonces quién? Empieza por ahí: cree en ti, actúa como la persona que quieres ser, no como quien crees que eres, y eventualmente estarás ahí, en ese lugar con el que solo has soñado estar.
Esto es algo que me ha tomado mucho tiempo: creer que lo que quiero ser no es algo tonto o una pérdida de tiempo. Si no me lo creo yo, ¿entonces quién? Mi vida profesional está llena de cosas técnicas y mucha lógica, todo lo opuesto a lo que pensamos cuando imaginamos a alguien creativo. Pero no puedo esconderlo: mi pasión y mi felicidad por escribir y capturar momentos y lugares con la fotografía son demasiado importantes para ignorarlos. Eso es lo que soy. Lo hago, no por dinero ni por atención, lo hago porque me es algo muy placentero y me hace feliz. Y si de vez en cuando, a alguien más le ayuda o le hace sentir algún tipo de emoción, ¡qué maravilla! Eso es todo a lo que aspiro.
¡Feliz fin de semana!